Clases y horarios
El chikung es una vía para volver a uno mismo.
No es un deporte, ni una coreografía, ni una técnica para desconectar. Es un arte antiguo que enseña a habitar el cuerpo con profundidad, a escuchar la vida desde dentro y a recuperar un estado de claridad que la prisa moderna nos arrebata.
En mis clases no buscamos "hacer más", sino hacer mejor contacto con lo esencial. Aprendemos a sentir el eje interno que nos sostiene,
a reconocer la fuerza tranquila que todos llevamos, y a relacionarnos con el mundo desde un lugar más enraizado.
Cada práctica es una oportunidad para aflojar el ruido, ordenar la energía, y permitir que el cuerpo recupere su inteligencia natural. No forzamos nada: dejamos que el equilibrio aparezca cuando desaparece la tensión innecesaria.
A través del movimiento, la quietud y la atención interna, el chikung va despertando algo que no tiene nombre fácil: una presencia más amplia, más lúcida, capaz de sostener la vida con firmeza y suavidad al mismo tiempo.
Quien practica chikung descubre que el cuerpo cambia, la respiración se vuelve más generosa, y la mente se asienta como un lago en calma. Pero más allá de estos beneficios, lo más valioso es la sensación de volver a estar entero.
Mis clases están abiertas a cualquier persona. No importa la edad, la condición física ni la experiencia. Solo importa el deseo de explorar el propio camino interior y de cultivar una relación más amable y profunda con uno mismo.
El chikung no se aprende: se recuerda. Mi tarea es acompañarte a recuperar ese recuerdo.

